Los libros son un tesoro que emergen del suelo envueltos en un volumen puro, infranqueable aunque mordido por el deseo de conocimiento que , desde la plaza, nos descubre sus entrañas luminosas a las que vienen a refugiarse los usuarios del Centro Cultural Universitario. El cielo perfora la biblioteca iluminando sus espacios de lectura y dejando una huella de luz en el suelo de la plaza. La biblioteca constituye el hall del centro cultural, cuya plaza se inclina muy suave- mente (4%) mostrándose , ofreciéndose al recién llegado. La planta baja de la biblioteca albergará usos de un fuerte carácter público, mante- niendo una gran relación con la plaza. Esta y la plaza se miran mutuamente. El centro cultural atraviesa el volumen de la biblioteca.